Título original: The Wild Robot
País: EEUU
Año: 2024
Director: Chris Sanders
Estudio: Dreamworks Animations
Estreno: 11 de octubre, 2024
Edad: TP

Chris Sanders, el afamado director de películas como Lilo y Stitch (2002), Mulán (1998) o Cómo entrenar a tu dragón (2010) vuelve a dirigir su película de animación más arriesgada y experimental hasta la fecha.

No es que The Wild Robot sea un largometraje que rompa con el estilo de Dreamworks. Si algo diferencia a la compañía es su capacidad adaptativa de producir diferentes formatos de animación y transformarlos en éxitos de taquilla. Pero con esta última película, Sanders ha encontrado un enfoque artístico más apegado al 2D digital, con nuevas herramientas de color y trazos más desenfadados y expresivos.

A diferencia que El gato con botas: El último deseo (2022), el director ha encontrado en la animación el toque de magia a una historia algo común o repetitiva dentro del imaginativo del cine. 

La constante búsqueda de la verdad ante, lo que parece, un dilema cada vez más cercano a la realidad que en cualquiera de las décadas pasadas, gracias a una IA que cada día, consume aún más el mercado laboral artístico y profesional. 

¿Puede un robot sentir emociones? ¿Puede un robot pensar o sentir como un humano? ¿Llegará a sustituir la máquina a la sociedad? Todas estas preguntas han desembocado en toda una industria cinematográfica dedicada a la ciencia ficción. Décadas de desarrollo sobre la posible aniquilación del ser humano a manos de los robots, otras reflexionando sobre el pensamiento de la creación sobre su creador y otras sobre lo que hace a uno/una ser una persona. Desde 2001: Una odisea en el espacio, donde la máquina era una figura sin cuerpo pero pensante, hasta incluso asustadiza de su propia eliminación; pasando por Blade Runner (1982), Ghost in the shell (1995) y El gigante de hierro (1991), cuestionándose el dilema de Philip K.Dick sobre el posible alma o sentimientos de las máquinas, con una imagen aún exterminadora y violenta de los robots pero más cercanos a los humanos que a las máquinas en cuanto a aspecto y pensamiento crítico; y llegando a WALLE.E (2008), que coloca la perspectiva de las máquinas en primer plano, con un carácter amable y heroico. 

Pero volviendo a lo que se plantea hoy con The wild robot, es un proceso de humanizar a la máquina hasta el punto de recrear una simulación de adopción entre especies. Una máquina que cría a un polluelo de pato empujada en un principio por un código funcional y de labores a realizar, la lleva a destruir todo lo que constituía su existencia como robot y transformarse en una máquina que siente y “tiene alma”. 

Fotograma de The Wild Robot, Chris Sanders, 2024.

Ya se han abordado relatos similares con anterioridad, poniendo a animales como protagonistas como en la última película de IlluminationMigration (2023), o en Buscando a Nemo (2003), de Pixar. Sin embargo, colocar a un robot como punto neurálgico de la discusión nunca se había abordado. Pues como se ha mencionado, era un tipo de personaje ligado a la constante hipótesis o interrogante sobre su capacidad para albergar emociones reales. Por lo tanto, lo que recrea Sanders en este nuevo filme la posibilidad de la maternidad a través de una máquina, desligada de todo lo que la hacía funcional. Y ¿qué sucede cuando no hay una función? Esa es la interrogante de la propia existencia del ser humano, al nacer sin predisposición o pre-selección sobre ninguna función. Nuestra existencia se limita por el azar, las capacidades intelectuales y físicas de cada individuo y el control de un futuro que se nos escapa constantemente de nuestras manos. 

Fotograma de The Wild Robot, Chris Sanders, 2024.

Sin embargo, ya presentada una trama tan sonada queda preguntarse ¿qué hace especial a The Wild RobotLa respuesta recae en el departamento de iluminación, color, render y diseño ambiental, pues son ellos los que han dotado a la película de un aire refrescante, mágico y artísticamente competente. Sus primeros planos se abordan con curiosidad y con perspectiva de cámara, un método muy cercano a las generaciones actuales y que introduce hasta los más pequeños, en sólo un plano, en la escena de manera más personal, como si estuviésemos ahí. El resto es un juego emocional de colores y fantasía ambiental. La libertad de proyectar la naturaleza a través de las paletas y los trazos hacen disfrutar la vista observando un lienzo en movimiento. 

Fotograma de The Wild Robot, Chris Sanders, 2024.

No hay diálogos al principio, no es necesario. La animación inunda toda la conversación y no hay necesidad para llenarnos de argumentos. Sanders introduce la historia magistralmente, con una dirección de las escenas muy táctil en su diseño y en la elección de su banda sonora.

Kris Bowers, a cargo de la composición musical, habiéndose dedicado a componer en los dos últimos años para un género de películas musicales, ha resuelto con acierto, elegancia y emoción las escenas más dramáticas del filme, elevando el pulso del oyente.

La película aporta frescura y un sentimiento de comunidad como sólo Sanders ha sabido hacerlo a través de toda su filmografía animada.

Fotograma de The Wild Robot, Chris Sanders, 2024.

Calificación Animatic

Calificación: 3 estrellas y media

Tráiler

Tráiler obtenido a través del Festival Internacional de Cine de San Sebastián 72, 2024.