Título original: Carol & the End of the World
País: EE.UU.
Año: 2023
Creador: Dan Guterman
Estudio: Bardel Entertainment Inc
Estreno: 15 de diciembre de 2023 (Netflix)
Edad: Recomendada para mayores de 16 años.

Empeñarse en vivir o empeñarse en morir

“Hay mucha belleza en las cosas ordinarias ¿No es ese el objetivo?”. Esta frase de Pam Beesly en The Office (2005-2013) podría resumir la esencia de Carol y el fin del mundo. La miniserie creada por Dan Guterman y producida por Netflix se ha convertido en una pequeña joya existencialista al más puro estilo Bojack Horseman (2014). Sin embargo aquí, sustituye el mundo antropomórfico de la serie del caballo por una Nueva York al borde de la extinción, donde un misterioso planeta se precipita hacia la tierra. En medio del caos hedonista se encuentra Carol que, perdida entre la multitud con sus gigantes ojos, no ve un futuro ni un presente posibles.

CAROL

Carol, con su apariencia «kisch» recoge la esencia de una persona que quiere vivir la vida a su manera, sin necesidad de darnos a conocer su pasado, presenta todos los matices de una mujer sensible que no quiere dejarse arrastrar por la multitud y traicionar las cosas que le hacen genuinamente feliz, como sentarse en los sofás del Applebee`s. A través de elementos sencillos y cotidianos como que se acabe la tinta de la impresora cuando se acerca el apocalipsis, o los distintos tipos de esmaltes de uñas, la serie va construyendo la odisea épica de este mundo al borde de la extinción y unos personajes que no se atreven a enfrentarlo, algunos negándolo adquiriendo una posición sumamente individualista, y otros llevando el lema “Carpe Diem” al extremo, dos polos opuestos y complementarios que tratan de negar una realidad inminente.

LA FORMA

La serie juega constantemente con sus formatos. Cabe destacar el capítulo 4: Hermanas, en el que todo transcurre a través del punto de vista de una cámara, una construcción de guión muy inteligente pues, sin necesidad de entrar en aspectos morbosos muestra esta relación fraternal con todas sus complejidades, sus acuerdos y desacuerdos, sus deseos y anhelos, jugando con el fondo y la forma del punto de vista. Un punto de vista cotilla que quiere pillar a la persona que es mirada pero que, sin embargo, está lleno de «jumping cuts» que no le permiten entrar en intimidades innecesarias. Estos juegos con la narración se repiten hasta el final, para conocer a Carol de la misma manera que a cualquier conocido espontáneo, sin la necesidad inmediata de entender las trifulcas de su pasado porque ¿qué importan estas cuándo en unos meses vas a morir? No importa conocer las luces y sombras o traumas, importa cómo te presentas al mundo y como cada aquí y ahora conectan entre sí buscando una respuesta ante la adversidad inminente, pues, en este caso, el mero conocimiento de un simple nombre puede ser suficiente.

Carol y el fin del mundo. Netflix.
EL FIN DEL MUNDO

Una serie apocalíptica que, al igual que su protagonista, encuentra su propio ritmo, formado por personas mirando al ordenador en un despacho, o durmiendo encima del escritorio. Apuesta por este ritmo curioso, pues parece querer retener el tiempo de los momentos “muertos” cuando este es limitado, los eleva aportándoles valor. También juega con elementos frenéticos más clásicos en este tipo de narrativas, como el episodio 9: La nana del agua salada: una odisea entre olas, en el que con su característica ironía rozando el sarcasmo nos habla de la posible odisea épica que Carol hubiera tenido siendo surfista. En sus 10 capítulos, va construyendo las emociones a través de elementos sencillos y universales, como una bufanda o un broche, para dar al espectador la oportunidad de sentir los huecos en las historias y que sea él quien se cuestione qué es lo importante y como uno mismo pasaría sus últimos meses de vida. Con un humor irónico constante, múltiples referencias cinematográficas como Paris, Texas (Wim Wenders, 1984), Capitán Phillips (Paul Greengrass, 2013) o El Faro (Robert Eggers, 2019); Carol y el fin del mundo va tejiendo y construyendo un final donde, en resumen, lo verdaderamente imprescindible son los vínculos que hacemos por el camino.

Calificación Animatic