Ayer la Quincena de Cineastas (anteriormente conocida como Quincena de Realizadores) anunció la veintena de títulos que conforman su sección oficial. Todas ellas competirán por el premio a Mejor Película en esta sección paralela del Festival de Cine de Cannes, cuya próxima edición se celebrará en mayo de este año. Entre los largometrajes a concurso se encuentran dos films de animación, dos propuestas muy distintas pero a la vez muy representativas de los nuevos horizontes y tendencias del medio.

Quincena de Cineastas de Cannes.
«LOS HIPERBÓREOS»

La primera de ellas, Los hiperbóreos, es una nueva apuesta surrealista y experimental de los directores chilenos Joaquín Cociña y Cristóbal León. Su anterior trabajo, el inquietante largometraje en stop-motion La casa lobo (2018) que recibió el premio Caligari en la Berlinale y una distinción especial en el Festival de Annecy. Además, Cociña y León también son autores de una amplia colección de cortos y videoinstalaciones en los que se adentran en el terror animado a través de técnicas diversas.

Desde el festival se define a Los hiperbóreos como «el OVNI» de la selección de 2024. Se trata de un trabajo «a caballo entre teatro, ciencia ficción, animación y biopic ficticio. Un delirio paranoico heredado de Ruiz y Bolaño, poblado de mundos paralelos y perseguido por la sombra de un escritor nazi chileno como figura demoníaca».

Ghost Cat Anzu. TOHO Animation.
Ghost Cat Anzu. TOHO Animation.
«GHOST CAT ANZU»

Ghost Cat Anzu es la otra película de animación que estará presente en la Quincena de Cineastas. Una coproducción entre Francia y Japón que nos llega desde el mítico estudio Shin-Ei Animation, responsable de clásicos del anime a la altura de Doraemon y Shin-Chan. En la dirección encontramos al cineasta nipón Nobuhiro Yamashita, en su primera incursión en un proyecto animado. Y le acompaña el animador Yôko Kuno, que debuta como director de un largometraje.

Según su sinopsis, la película gira en torno a Karin, una niña de 11 años que es abandonada por su padre en casa de su abuelo, un monje de pueblo que vive en el campo japonés. Este le encarga la labor de cuidar a la pequeña a Anzu, el gato fantasma que da título a la cinta.