El diseñador gráfico y dibujante Juanjo Sáez transporta a sus personajes al cine con la adaptación a largometraje de su serie Heavies Tendres (Heavies Tiernos, en castellano). La serie, emitida en 2018 por TV3, quizás no haya gozado fuera de Cataluña del reconocimiento que sin duda merecería, a pesar de estar disponible en Filmin. Tanto la película estrenada ahora como la serie original constituyen un divertido y caricaturesco retrato de la sociedad barcelonesa de 1991, justo un año antes de la celebración de los Juegos Olímpicos, con evidentes reminiscencias a la adolescencia de su autor.
Es una época de profundos cambios, no solo para la ciudad de Barcelona sino también para su protagonista Juanjo. Él es un adolescente que debe adaptarse a una nueva clase en su instituto al haber repetido curso, y cuyos ojos son también los del espectador. Unos ojos que se mantienen ocultos casi todo el tiempo, pues así lo exige la apuesta estética de la animación, marca de la casa de su autor. Y sin embargo logra conseguir con trazos simples y dibujos minimalistas una expresividad enternecedora y envidiable.
AMISTAD Y HEAVY METAL
No obstante, Juanjo no es el típico repetidor. Es tímido y bonachón, sin ninguna inclinación al desprecio y a la anarquía. Y es que también hay en Heavies Tendres algo de deconstrucción de los roles impuestos por la adolescencia. Miquel, el mejor amigo de Juanjo, tampoco es el típico malote de la clase, pues en su profundidad emocional radica el corazón de la historia. Tampoco Clara, la amiga y «crush» del protagonista, se deja encasillar ni en la etiqueta nerd de clase ni en el papel de la chica popular.
El «heavy metal», que no en vano es mencionado en el título, es un ingrediente fundamental en la receta que le otorga a Heavies Tendres una arrolladora personalidad. Este género musical, en unos años dorados en los que afloran grupos como Metallica y Sepultura, se convierte en el vínculo de unión de Juanjo con sus mejores amigos. Para todos ellos, la música supone el último refugio en un mundo que puede resultar terrorífico; y a veces, también es el único idioma en el que son capaces de expresarse y sentirse entendidos.
UN VIAJE A LA BARCELONA NOVENTERA
Aunque se mantiene en un marco de comedia, Heavies Tendres también se atreve a ponerse seria y hablar sobre el bullying, la desestructuración familiar, la explotación laboral, la homosexualidad y el espectro queer. Tampoco deja de lado la situación política, social y cultural de la Barcelona de los 90, especialmente en el barrio de La Sagrera, donde tiene lugar la historia. Todo se dibuja con humor, pero también con ternura, emoción y un punto de nostalgia; sin caer en la condescendencia y en la romantización.
Todo lo hasta ahora descrito puede apreciarse y disfrutarse en gran medida tanto en la serie como en la nueva película, dirigida por Carlos Pérez-Reche y Joan Tomas Monfort. Sin embargo, la duración juega en su contra, y condensa el relato en un montaje que se siente más acelerado y apelmazado. Con una reducción de prácticamente la mitad del metraje se desechan algunos de los mejores gags, y se sacrifica uno de los grandes aciertos de la serie: el paso del tiempo y de la evolución de las relaciones entre los personajes a lo largo de todo el curso escolar.
Sin embargo, el formato de largometraje ha permitido que la historia sea apreciada como se merece en los festivales de Annecy, Sitges y Madrid. Y también ha demostrado la universalidad de su mensaje, pues si algo evidencia Heavies Tendres es que lo verdaderamente imprescindible son los amigos que hacemos por el camino.
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