CRÍTICA: “Doraemon: El nuevo dinosaurio de Nobita”

A estas alturas, el bueno de Doraemon no necesita presentación. Este gato robot azul, cabezón y un poco gruñón, ha sido ya el fiel amigo de la infancia de varias generaciones, desde la publicación del manga original de Fujiko F. Fujio en 1969 y, sobre todo, desde el estreno de la serie anime que se ha emitido de manera prácticamente ininterrumpida desde 1979. En 1980 llegaba a los cines de Japón su primera aventura cinematográfica, titulada Doraemon: El dinosaurio de Nobita, y ahora, tras más de 40 años y 46 películas ―sí, Doraemon se ríe de James Bond―, el gato cósmico aterriza en las salas españolas con una revisión de aquella primera aventura prehistórica: Doraemon: El nuevo dinosaurio de Nobita.

Kazuaki Imai se pone por segunda vez a los mandos de una película de Doraemon, tras Doraemon en la isla del tesoro (2018), y se lo pasa en grande incorporando planos más creativos, imitación de movimientos de cámara, jumps cut, angulaciones, distintas lentes; y en general, aportando una dirección de animación mucho más cuidada que en la serie. En el apartado técnico se añaden efectos digitales en 3D bien integrados con la animación clásica en 2D y se mejoran los fondos, iluminación y texturizado con respecto a la serie original, aunque tampoco se sitúa a la vanguardia del cine de animación japonés de los últimos años.

En el aspecto narrativo la película acude mucho más en busca de la emotividad y el preciosismo que de la comicidad (como en la serie) y la aventura épica (como en otras películas de Doraemon), incorporando cierto punto dramático al principio y al final, que acaban siendo las partes más destacadas. La emoción, aventuras y magia de Doraemon decae en el viaje entre dinosaurios que conforma la parte central de la historia, la cual se convierte en la menos ilusionante. Aun así, mantiene a rajatabla las normas básicas de toda película del gato cósmico: Los personajes, los inventos (clásicos y nuevos) y el toque de ciencia ficción marca de la casa, así como una resolución muy del estilo de Doraemon.

En resumidas cuentas, El nuevo dinosaurio de Nobita es una aventura simpática, educativa y blanca para todos los públicos, que además trasmite valores positivos y de concienciación contra el cambio climático. Es la opción perfecta para ser una de las primeras veces en el cine de los espectadores más pequeños, encontrándose en la gran pantalla con sus personajes favoritos de la tele. No destacará por su originalidad ni por ser la película más memorable de Doraemon, pero no hay duda de que para los jóvenes fans acérrimos del gato cósmico resultará tan apetecible como comerse un buen dorayaki.

Calificación Animatic